La irrefrenable apatía de un tiburón en formol. Tapat22
El final del verano nos refresca a borbotones. Idílicas imágenes marineras, ristras de tareas pendientes y otra vez al de nuevo, que es lo de siempre. Quizá solo tratando de buscar en la cotidianeidad los elementos que espumen nuestros gestos se pueda ir tirando. Hacer del deseo un desayuno, proyecciones de pasión en un buenos días o imaginar los escondrijos del sí. Para que todo sea más fácil habrá que ir borrando las postales brillantes.