Pues esto. La cuestión, que en este momento nos abruma es: ¿de qué mercado hablamos? ¿cual es la excusa de este desplegable a todo color? No tenemos respuesta, lo sentimos. Parecemos infalibles pero el hábito esconde badajos sordos. Podríamos hacer un concurso para encontrar la respuesta que unificara tiempos y formas pero el cansancio nos tomaría como rehenes. ¿Quién iba a pagar rescate? ¿cómo? ¿dónde? efectivamente la cosa se complica.