La convención poética asegura que cada cual es dueño de lo que alcanza a ver, de lo que es capaz de mirar. Nada detalla de la caducidad, ni de la duración de esa propiedad, ni si es compartida, ni tan siquiera aventura la calidad de la mirada. Todo el edificio de convenciones se viene abajo cuando te conviertes en objeto de esa mirada, en propiedad de quien mira. La inquietud te rasga cuando esos ojos están ahí cincelados en papel fotográfico. Quizá esto se entienda mejor al pasarse por http://www.alejandravacuii.com/ . Que alguien te salude en su blog con: ""Me niego a vivir en el mundo ordinario como una mujer ordinaria. A establecer relaciones ordinarias. Necesito el éxtasis. Soy una neurótica, en el sentido de que vivo en mi mundo. No me adaptaré al mundo. Me adapto a mí misma."de Anaïs Nin, puede que explique algo. Es imposible que te explique todo porque son imágenes que te vacían el tuétano.
