Maniquí I Tapat22
Sólo un maniquí puede aguantar la mirada sin pestañear. Aquí está el bodegón de aspecto humano. Esa naturaleza torpemente reconstruída en resinas. Ni las telas consiguen avivar a esos engendros de taxidermista terminal. ¿Qué esconde esa mirada? nada, absolutamente nada. Es la ausencia, el vacío absoluto, lo más inquietante. ¡¡¡¡Dime algo!!!! Y el maniquí te sigue mirando fijamente. Su mirada es su riqueza y tú ya eres su amuleto. Llevan años en el mismo escaparate y jamás se han dirigido la palabra, nunca se han visto.